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jueves, septiembre 11, 2025
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Las nuevas generaciones, ¿seguirán apoyando a Morena?

A la memoria de Arnoldo Kraus

El informe presidencial dejó en claro los logros de Morena, pero también una duda central: ¿quién marcará el rumbo del país, la maquinaria clientelar del oficialismo o las nuevas generaciones que ya son mayoría?

Un pilar del empoderamiento de Morena fue su fidelidad a la consigna de “primero los pobres”. Aumentaron los salarios mínimos y los programas sociales, y lograron reducir la pobreza. Es lógico que la mayor parte de los 35.5 millones de beneficiarios de los subsidios hayan votado guinda en consultas y elecciones. Fue igualmente natural que la Presidenta festejara el logro.

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Siempre hay peros y la investigadora de El Colegio de México, Joy Langston, los planteó en el número 261 de “Foro Internacional” (junio de 2025): con la alternancia del 2000 se descentralizaron las estructuras clientelares, para regresar en 2018 a una centralización controlada desde Palacio Nacional.

Así nacieron los 20 mil Servidores de la Nación que hacían los censos para los programas sociales y recordaban a los beneficiarios que las transferencias eran obra de un gobernante y su movimiento. En tiempos de consultas o elecciones hay evidencia de que se transformaban en la maquinaria encargada de que los enlistados acudieran a las urnas a expresar sus preferencias que, obvio, estaban abrumadoramente a favor de Morena.

En el número de la misma revista de febrero de 2025, Guillermo Cejudo y Damián Lugo estiman que el presupuesto para los servidores durante el sexenio fue de 15 mil millones de pesos. Al menos una parte de esos recursos debieron haberse sumado a los 13 mil millones de pesos de prerrogativas federales entregadas a Morena. Ni el INE ni el TEPJF chistaron, investigaron o frenaron la práctica porque fueron avasallados por la marea guinda.

Otro ingrediente a considerar son las nuevas generaciones. En “La evolución cultural en México”, Alejandro Moreno utiliza varias encuestas nacionales sobre el tema y demuestra que entre 1982 y 2023 la sociedad amplió sus “áreas de libertad”. En mi opinión, eso explica que a finales del siglo pasado la mayoría se inclinara por la democracia liberal e hiciera posible la alternancia. Como ni Vicente Fox, Felipe Calderón o Enrique Peña Nieto respondieron a las expectativas y padecimos crisis financieras y violencia criminal, Moreno detectó que la ciudadanía inició “una trayectoria inversa, hacia lo tradicional”, hacia los liderazgos autoritarios.

El Latinobarómetro confirma el viraje: entre 2002 y 2023 aumentó de 44 a 56 el porcentaje de adultos que estuvo de acuerdo con “que un gobierno no democrático (llegue) al poder si resuelve los problemas”. Estamos, por cierto, ante un fenómeno mundial.

Como Morena está contenta con lo que hay y los partidos políticos siguen todavía en el pasmo, la batalla por la arquitectura del sistema político recae en la sociedad organizada, que se ha convertido en el principal muro de contención del autoritarismo. La obra de Moreno plantea un interrogante al detectar que las generaciones millennial y “Z”, nacidas entre 1981 y 2005, se caracterizan por el individualismo, la cultura digital y por valorar la posibilidad de usar la libertad para tomar decisiones.

Dado que, según Moreno, estas generaciones “están marcando brecha, camino, dirección, sentido, al cambio cultural en el país”, ¿seguirán apoyando a Morena? En 2024, el 57 por ciento de los menores de 30 votó a favor de la ahora Presidenta. Dado que, según cálculos de Mariana Paz –para esta columna–, esas dos generaciones ya son mayoría (este año suman el 50.05 por ciento de la población adulta) será determinante observar por cuál partido, causas o formas de organización se inclinarán.

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Tengo décadas escuchando o leyendo informes presidenciales. Dado que es una especie de año nuevo político, adquirí el hábito de elaborar prioridades para los siguientes doce meses. Coincidiré con la política presidencial de dar atención a los desaparecidos y disentiré en su percepción de que en México no se censura a periodistas. En México están utilizando los tribunales para acosar judicialmente a las plumas críticas. Mi propósito final es profundizar el diálogo con las nuevas generaciones.

El telón de fondo es claro: la historia no es patrimonio de gobernantes y partidos; también la escribe la sociedad.

Comentaré esta columna en mi canal de YouTube.

@sergioaguayo

Colaboraron Elena Simón y Mariana Paz

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