A nivel mundial, el suicidio provoca una muerte cada 40 segundos y es la cuarta causa de fallecimiento entre personas de 15 a 29 años, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud. La mayoría de los casos (77 %) ocurren en países de ingresos bajos y medianos, y las tasas son más altas en hombres que en mujeres (12.6 frente a 5.4 por cada 100 mil habitantes). En México, la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2022 estimó que el 6.5 % de los adolescentes había intentado suicidarse alguna vez en la vida, mientras que el 7.6 % reportó haberlo pensado al menos una vez.
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“Hablar del suicidio es hablar de algo multifactorial”, señaló Pedro Ortiz Vázquez, coordinador de Salud Mental y Adicciones del DIF Coahuila. Según explicó, los problemas familiares, la baja tolerancia a la frustración y la presión social aparecen de manera recurrente en los casos de adolescentes y jóvenes que llegan a los Centros de Atención e Integración Familiar (CAIF).
El taller “Hoy por mí” arrancó en julio de 2024 y es coordinado por el DIF Coahuila en colaboración con diferentes instancias como la Secretaría de Educación (SEDU), la Universidad Autónoma de Coahuila (UAdeC), la Secretaría de Salud, la Procuraduría para Niños, Niñas y la Familia (PRONNIF) y la Secretaría de las Mujeres. De acuerdo con Ortiz, participan psicólogos y trabajadores sociales en la impartición de los talleres, apoyados por la red de los 32 CAIF, las secundarias focalizadas de la SEDU y el programa de tutorías de la UAdeC.
El programa se desarrolla en siete sesiones de psicoeducación. De acuerdo con Ortiz, combina técnicas cognitivo-conductuales y dialéctico-comportamentales, con el objetivo de que los participantes aprendan a identificar pensamientos, regular emociones y mejorar sus formas de relacionarse. “No son las cosas que nos pasan lo que nos afecta, sino lo que pensamos de lo que nos pasa”, explicó.
En lo que va del año, Hoy por mí ha alcanzado a 1,900 jóvenes en 430 sesiones, impartidas en los 32 CAIF y en módulos de atención que se distribuyen por distintas regiones del estado. Estos espacios ofrecen atención psicológica y de trabajo social a personas de todas las edades, aunque el taller está enfocado en población de 12 a 24 años. Para quienes requieren atención médica especializada, dijo Ortiz, existen canalizaciones con la Secretaría de Salud y con los Centros de Salud Mental: el CESAME en Saltillo y el CISAME en Torreón.
El ingreso al taller es flexible: los jóvenes pueden integrarse en cualquier momento del ciclo y concluir al completar las siete sesiones. Ortiz detalló que llegan canalizados por sus padres, docentes, psicólogos de USAER o por iniciativa propia, cuando son mayores de edad.
La prevención no solo se enfoca en los jóvenes. Según Ortiz, “Hoy por mí” ha atendido también a 160 padres y madres de familia, y en paralelo se ofrece el programa Padres responsables, con diez sesiones de crianza positiva. Una de ellas, llamada “Cómo sobrevivir a un adolescente”, busca que los tutores adquieran herramientas prácticas para el acompañamiento.
Ortiz subrayó la relevancia de que docentes y adultos cercanos no minimicen las señales: “No todas las personas que quieren quitarse la vida lo dicen, pero tampoco debe ignorarse ninguna expresión relacionada con la muerte, incluso si viene de un niño”.
El trabajo se articula con otros programas. “Hoy por mí”, dijo, se enlaza con Respeto, enfocado en la prevención de la violencia, y con Masculinidades por la paz, dirigido a varones jóvenes. Además, forma parte del eje de salud mental de “Vive libre, vive sin drogas”, estrategia que incluye actividades culturales y deportivas, así como un concurso estatal de talentos.
La tecnología también se convierte en una vía de contacto. Ortiz refirió que el chatbot, disponible las 24 horas en el número 844-120-1080, ofrece orientación a padres, canalización psicológica y acceso a la información de todos los programas. Asimismo, dijo que dos unidades móviles de atención médica, psicológica y de trabajo social recorren los 38 municipios de la entidad.
Además, la pandemia dejó un aprendizaje adicional: el estigma hacia la salud mental se redujo y cada vez más personas, incluso adultos mayores, buscan acompañamiento psicológico. Según Ortiz, la psiquiatría debe entenderse como cualquier otra especialidad médica. “Si un órgano falla, buscamos al especialista; si el cerebro no produce los neurotransmisores suficientes, se necesita tratamiento para equilibrarlo”.
Otro aspecto que preocupa a especialistas es el consumo problemático de sustancias entre adolescentes. El DIF detecta con frecuencia estos casos en paralelo a la ideación suicida y los canaliza a programas específicos. “Una persona con conducta suicida o con consumo de sustancias requiere un tratamiento integral: psicológico, médico y grupal, con seguimiento constante”, afirmó Ortiz.
Supervisar los contenidos digitales de niñas, niños y adolescentes es otra tarea indispensable. De acuerdo con Ortiz, el acceso temprano a información y redes sin supervisión puede complicar cuadros de depresión, ansiedad o violencia. “Los videojuegos, las redes sociales, los videos: todo lo que consumen debe ser monitoreado, no solo en temas de suicidio, sino en general para su crecimiento sano”.
Al final, el objetivo es generar una cultura preventiva. “La salud mental debería verse como prevención y no solo como atención”, concluyó.