Un teatro que de verdad es necesario no puede permitirse perder de vista la sociedad a la que sirve. Esa es la impronta que Bertolt Brecht trató siempre de imprimir en su teatro, un teatro que en ese momento estaba rodeado de propuestas que no le eran afines, pues en la Alemania de entreguerras se favorecía al naturalismo y a las grandes producciones operísticas cuya pasividad exigida al público le parecían al dramaturgo una falta de respeto.
Un teatro que sirve: el enfoque crítico del teatro de Brecht
