29.8 C
Monclova
martes, septiembre 9, 2025
spot_img

Tomarse un café con el miedo (y la ansiedad)

Imagina que vas manejando tu carro. Todo va bien hasta que, de pronto, se prende un foco en el tablero. Es el aviso de que falta gasolina. No es una tragedia. Es solo un aviso. No significa que el carro se descompuso, ni que te equivocaste. Solo quiere decir: “Hey, falta algo. Haz una pausa. Prepárate.”

Así es el miedo. Una emoción que aparece para decirte que hay algo que te falta para enfrentar lo que viene. O mejor dicho… algo que crees que te falta.

Muchas veces el miedo no viene porque de verdad no podamos, viene porque nuestra cabeza nos hace pensar que no vamos a poder. Porque estamos viendo el futuro como algo más grande que nosotros y sentimos que nos falta una herramienta, una capacidad, un plan.

Por eso la ansiedad —ese miedo disfrazado que corre sin freno— se siente como una alarma interna constante, incluso si nada malo ha pasado todavía.

Hoy quiero invitarte a algo muy simple: Tómate un café con el miedo. Sí. Otra vez en tu cafetería favorita. Elige tu bebida. Siéntate frente a él. Respira. Y escúchalo.

El miedo no es enemigo. Es ese foquito del tablero. No viene a paralizarte, viene a avisarte.

Y aquí va la pregunta clave que puedes hacerle cuando aparece: ¿Qué es eso que creo que no voy a poder?

Cuando te haces esa pregunta, el miedo empieza a hablar. A veces te dirá: “Creo que no voy a poder con este cambio”;“Siento que no estoy lista”; “No sé si soy suficiente para lo que viene”.

Y entonces tú puedes sentarte contigo mismo y responder con calma: ¿Es verdad que no puedo? ¿O es una historia que me estoy contando? ¿Qué herramienta creo que me falta? ¿De verdad no la tengo? ¿O solo necesito recordarla?

La ansiedad muchas veces aparece cuando confundimos una posibilidad mental con una realidad concreta.

Nos decimos: ¿Y si…? ¿Y si no lo logro? ¿Y si me equivoco? ¿Y si me rechazan? ¿Y si se va?”

Pero si te tomas ese café con el miedo, puedes volver al presente y decirte: “Eso aún no pasa. Y si llega a pasar, veré cómo actuar. Hoy, tengo lo que necesito”.

Tomarse un café con el miedo es pausar para preguntar: ¿Qué mensaje me estás dando? ¿Qué parte de mí necesita confianza o preparación? ¿Este miedo me protege… o me limita?

Cuando no lo escuchamos, el miedo se esconde en otros lugares: en el cuerpo, en el insomnio, en la irritabilidad, en la necesidad de controlarlo todo.

Pero cuando lo escuchamos con calma, nos damos cuenta que no es tan grande como parecía. Solo era un aviso de que necesitábamos detenernos, respirar y reconectar con nuestros recursos.

Y si el miedo vuelve, no pasa nada, vuelves a sentarte, vuelve a escuchar. Y le vuelves a preguntar: ¿Qué crees que no voy a poder?

Y luego le respondes tú: “Todavía estoy aprendiendo. Todavía me estoy fortaleciendo. Todavía camino… pero no estoy sola, no estoy solo”. Porque, como siempre te digo: Recuerda que somos un todavía.

ARTÍCULO ANTERIOR: Tomarse un café con la tristeza

Related Articles

LEAVE A REPLY

Please enter your comment!
Please enter your name here

- Advertisement -spot_img

Ultimas noticias