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miércoles, septiembre 10, 2025
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Si tienes un programa de meditaciones que implican la voz de un maestro hablando sobre temas y dando directrices, no sabes meditar. Sorry, not sorry

¿Cuánto tiempo pasas en silencio? No me refiero a no estar hablando ni escuchando nada, sino realmente en silencio. La meditación y la contemplación son espacios de silencio cuyo objetivo es estar a solas con nosotros mismos. En el silencio podemos escucharnos. Y no hablo de escuchar nuestros pensamientos, sino escuchar a nuestro ser.

Muchas personas hablan de querer aprender a meditar. Pocas personas saben lo que es meditar. Meditar no es pensar un tema. Tampoco es escuchar las enseñanzas de una otra persona. No es visualización guiada, ni nada que implique la voz de un otro. Las voces de otros siempre tienen un sesgo, una intención, una sugestividad. Meditar depende de quitar esas voces para permitirnos sentir como retumba el silencio dentro del vacío, dentro de nosotros.

Aclaro que no es “poner la mente en blanco”. Eso ni se puede. Pasarán pensamientos. Nos distraeremos. Y cada vez tendremos que hacer un poco de esfuerzo para volver al silencio. ¿Cómo aprender a meditar? Meditando. Y aceptando la frustración que vendrá y se instalará porque no podremos lograr lo que queremos lograr. ¿Y si te digo que lo importante no es “lograr” sino estar en el proceso? Es como la yoga. Lo importante es la intención de las posturas, no lograr las hazañas olímpicas. Evidentemente entre más practico, más avanzaré. Más podré. Pero ése no es el objetivo. El objetivo es estar conmigo y en mi silencio. Alguna vez me contó una mujer que ella meditaba en las mañanas y era cuando ordenaba su día y resolvía sus problemas. Se ofendió cuando le dije que eso no era meditar. Pues, lo siento, pero no es. Tomar tiempo para revisar mi día, un problema, una decisión, una enseñanza y así es válido y necesario, pero no es meditar.

Y me preguntarán, ¿Tú sabes meditar? Logro meditar, sí. No siempre. Recuerdo que de niña mi papá me preguntaba con frecuencia en qué estaba pensando. Se enojaba cuando le decía que en nada. De niña sabía meditar mejor.

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