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sábado, septiembre 13, 2025
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¿Se puede ser adicto al amor? Esto dicen la OMS y los especialistas en salud mental

En los últimos años, el tema de la “adicción al sexo y al amor” ha cobrado notoriedad gracias a relatos personales de figuras públicas como la escritora Elizabeth Gilbert, autora de Comer, rezar, amar. En su nuevo libro All the Way to the River, Gilbert confiesa haber vivido una vida marcada por la búsqueda obsesiva de intimidad, describiendo relaciones tóxicas y una dependencia emocional que afectó profundamente su estabilidad.

Pero, ¿realmente existe la adicción al sexo y al amor como un diagnóstico clínico?

¿Existe la adicción al sexo y al amor?

Aunque muchos terapeutas y grupos de autoayuda utilizan este término, la realidad es que no está reconocido como un diagnóstico oficial en manuales médicos como el DSM-5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales). La Organización Mundial de la Salud (OMS), sin embargo, sí incluye un trastorno relacionado: el “trastorno de conducta sexual compulsiva”, caracterizado por la dificultad para controlar impulsos sexuales intensos y repetitivos.

En cuanto a la llamada “adicción al amor”, tampoco se reconoce clínicamente, pero expertos señalan que describe una dependencia excesiva hacia las relaciones románticas, ya sea en la etapa de atracción o de apego. En ambos casos, las personas sienten que “no pueden estar solas”, lo que las lleva a mantener vínculos dañinos.

Síntomas más comunes

Tanto en la adicción al sexo como en la del amor, los síntomas suelen ser debilitantes para la vida diaria. Entre ellos destacan:

1. Impulsos sexuales incontrolables (masturbación, pornografía o búsqueda constante de encuentros sexuales).

2. Obsesión por tener pareja, incluso si la relación es tóxica.

3. Necesidad de validación constante, afectando la autoestima.

4. Consecuencias negativas en el trabajo, la escuela, la familia o la salud mental.

Lo importante, aclaran los especialistas, es que la frecuencia del sexo o las relaciones no determina una adicción; lo que la define es la pérdida de control y el sufrimiento emocional asociado.

¿Por qué ocurre?

Según psicólogos como Silva Neves, estas compulsiones pueden estar relacionadas con traumas de la infancia, problemas de apego, ansiedad o depresión. También se ha vinculado con trastornos como el TOC o el TDAH, que generan pensamientos intrusivos y dificultad para manejar los impulsos.

En muchos casos, la obsesión por el sexo o el amor funciona como una vía de escape al dolor emocional o al vacío personal, lo que explica su naturaleza adictiva.

Tratamientos disponibles

Aunque no exista un consenso sobre su diagnóstico, hay formas efectivas de tratamiento. Las más comunes incluyen:

– Terapia individual con un psicólogo especializado.

– Terapia de grupo o programas de 12 pasos, similares a los usados en la adicción a sustancias.

– Tratamiento de trastornos asociados (ansiedad, TDAH, depresión).

La clave está en buscar ayuda profesional si la vida sexual o romántica genera sufrimiento, conflictos constantes o pérdida de control.

La llamada “adicción al sexo y al amor” puede no tener un nombre oficial en los manuales médicos, pero sus efectos en la vida emocional y social son muy reales. Reconocer los síntomas y acudir a un especialista es el primer paso hacia la recuperación y hacia relaciones más sanas, basadas en la libertad y no en la dependencia.

Con información de The New York Times

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