Ícono del sitio revistapoliticaelquijote.com

Requiere México fondear la educación superior

Cada año, miles de jóvenes presentan examen de admisión en las universidades públicas de mayor tamaño en este país, pero un porcentaje importante de los mismos no obtiene un lugar, por lo que tienen que buscar otras opciones. Por ejemplo, universidades privadas de bajo costo, que muchas veces no tienen reconocimiento oficial, o bien, universidades públicas de nueva creación, que no tienen la calidad necesaria.

En el sexenio pasado y en el presente se pusieron en marcha una serie de instituciones de educación superior, como las Universidades Benito Juárez, que buscaron abrir oportunidades a miles de jóvenes para estudiar una licenciatura, objetivo que se consiguió a medias. Sin duda, muchos jóvenes entraron a estas carreras, pero afirmar que están recibiendo la educación que el país requiere y demanda no sería acertado.

TE PUEDE INTERESAR: La transformación de una Institución de Educación Superior

Estas universidades tienen capital humano mal preparado y mal pagado. Basta ver las notas en medios: algunos docentes pasan meses sin recibir salario y, por tanto, faltan a clase, lo que aumenta la rotación. El nivel de exigencia para los alumnos es muy bajo y la calidad de las clases es pésima, por lo que en la práctica estas universidades son espacios para dar títulos, sin que se logre la cualificación que exige un entorno competitivo.

México compite con los demás países del mundo, requerimos, por tanto, de profesionistas capacitados que puedan enfrentar a sus pares de distintos países y salir avantes. Por ende, caer en simulaciones académicas no beneficia a nadie, mucho menos a los estudiantes.

El problema de una alta cantidad de aspirantes que no obtienen cupo existe, ese diagnóstico está bien planteado, pero la ruta de solución fue la errada, en lugar de crear nuevas universidades de baja exigencia académica, lo correcto era fortalecer la red de universidades de alta calidad que ya se tiene, condicionando los nuevos fondos a la apertura de más espacios de matrícula, de manera que se lograra un objetivo doble: primero, robustecer el sistema de educación superior y, segundo, incrementar los cupos para nuevos estudiantes.

En ello se seguiría lo que se conoce como economías de escala, que no es otra cosa que una tendencia que se ha analizado desde hace décadas y que tiene suficiente evidencia recopilada. Cuando existe una empresa grande ya consolidada, con maquinaria, capital humano y experiencia, un proceso de crecimiento requiere una inversión menor en comparación con una empresa de nueva creación.

TE PUEDE INTERESAR: ¿Es posible una intervención militar de los Estados Unidos contra los narcos?

Lo anterior se entiende mejor con un ejemplo: para que Sabritas o Barcel produzcan una tonelada extra de papas fritas requieren de una inversión muy baja, quizá les baste contratar a más personas porque tienen maquinaria suficiente o realizar algún ajuste de equipos. En cambio, una nueva empresa de frituras va a requerir una inversión mayor, comprando maquinaria, construyendo una instalación y contratando personal.

Lo mismo pasa con las universidades, sale más barato fondear a las grandes universidades públicas que ya se tienen que crear nuevas. Y el beneficio agregado es mayor porque éstas ya tienen la experiencia probada y resultados.

victorsanval@gmail.com

@victorsanval

Salir de la versión móvil