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Renuncia de Shigeru Ishiba crea una fuerte crisis política en Japón, esto es lo que debes saber

JAPÓN- La partida de Shigeru Ishiba podría anunciar una crisis de liderazgo.

Japón entró en un periodo de renovada incertidumbre el domingo, cuando su asediado líder, el primer ministro Shigeru Ishiba, anunció su intención de dimitir tras menos de un año en el cargo.

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Ahora Japón, una de las democracias más estables del mundo, se enfrenta a una hora de la verdad en su política mientras lidia con una serie de desafíos urgentes, como una tensa relación con su principal aliado, Estados Unidos; una China cada vez más fuerte; y persistentes problemas económicos que han alienado a una generación de jóvenes.

La renuncia de Ishiba ha desencadenado una “profunda crisis de liderazgo” en Japón, dijo Mireya Solís, directora del Centro de Estudios de Política Asiática de la Institución Brookings de Washington.

El riesgo, dijo, es que Japón vuelva a “la política de la indecisión”, con un constante ir y venir de primeros ministros. Otra posibilidad es que adopte más enérgicamente el populismo de extrema derecha, que ha ido en aumento recientemente, con sorprendentes avances de los grupos de derecha en unas recientes elecciones parlamentarias.

En cualquiera de los dos casos, dijo Solís, “el mundo se vería privado de una mano firme al volante muy necesaria”.

Veamos por qué es importante la dimisión de Ishiba y qué significa para el futuro de Japón.

¿Qué impulsó la caída de Ishiba?

Japón ha atravesado un periodo de cambios inusualmente rápidos. La inflación, que había estado ausente durante décadas, ronda ahora el 3 por ciento. El sentimiento antiextranjero está aumentando en medio de una afluencia de trabajadores y turistas internacionales. Las conversaciones comerciales con el gobierno de Donald Trump han sido inestables e impredecibles, y muchos japoneses se han sentido traicionados por sus amenazas arancelarias.

En julio, el Partido Liberal Democrático de Ishiba, que ha gobernado Japón durante todos menos cinco de los últimos 70 años, sufrió una contundente derrota en las elecciones parlamentarias. Los votantes reprendieron al partido por su gestión de la economía, la inmigración, el comercio y las relaciones con el gobierno de Trump, así como por unescándalo de financiación política y la actualescasez de arroz. La coalición de Ishibaperdió 19 de los 66 escaños que se sometían a reelección.

La derrota, combinada con un golpe anterior en las elecciones del pasado octubre, dejó a los liberaldemócratas en minoría en ambas cámaras de la Dieta, el parlamento japonés. A medida que los votantes se volcaban en otra parte, los partidos de extrema derecha obtuvieron sorprendentes ganancias, especialmente entre los jóvenes. Los mayores ganadores en julio fueron dos partidos conservadores que no existían hace cinco años.

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Al final, Ishiba, de 68 años, no pudo acallar los llamados a renunciar. El domingo anunció lo que llamó la “dolorosa decisión de dimitir”. Dijo que, en última instancia, había decidido que debía asumir la responsabilidad de los resultados electorales del año pasado. “Siento un gran pesar”, dijo.

¿Qué podría ocurrir a continuación?

La cuestión central ahora es quién sucederá a Ishiba. Se espera que los dirigentes del PLD debatan esta semana cómo y cuándo celebrar elecciones del nuevo líder.

Entre los aspirantes podrían figurar Shinjiro Koizumi, ministro de Agricultura e hijo de un popular ex primer ministro; Sanae Takaichi, conservadora de línea dura que recibió el apoyo de Shinzo Abe, ex primer ministro asesinado en 2022; Yoshimasa Hayashi, secretario jefe del gabinete, a quien se considera próximo a Ishiba; Toshimitsu Motegi, ex ministro de Economía y ministro de Asuntos Exteriores; y Takayuki Kobayashi, miembro de la Cámara Baja de la Dieta.

La postura relativamente centrista de Ishiba alienó a algunos partidarios conservadores del PLD, lo que ayudó a provocar a los grupos de derecha molestos por los bajos salarios, la inmigración y la falta de respuesta de la élite política.

El PLD se enfrenta a una “crisis de identidad”, dijo Tobias Harris, fundador de la empresa de asesoría Japan Foresight. Enmarcó la elección del partido de este modo: ¿Es un “partido conservador uniformemente ideológico”, como quería Abe, o una “gran carpa que intenta representar a todo el país”?

Los candidatos que compitan por suceder a Ishiba se enfrentarán a la presión de hacer que el partido responda mejor a las preocupaciones de la población. Dada su posición minoritaria en la Dieta, los funcionarios también podrían buscar a alguien que haya demostrado su capacidad para trabajar con otros partidos.

Sobre todo, el PLD quiere un líder que pueda ayudar a unificar el partido y conectar con el público —especialmente con los votantes jóvenes y urbanos— sobre las luchas cotidianas, incluido el alto costo de la vida.

“El partido está cada vez más desconectado de gran parte del electorado, incluidos sus medios para comunicarse con los votantes”, dijo Harris.

¿A qué retos se enfrentará el próximo líder de Japón?

El próximo primer ministro se enfrentará a una serie de cuestiones candentes, como la inmigración, la inflación, los aranceles, el envejecimiento de la población y la expansión militar de China en el mar de China Meridional.

Luego está el factor impredecible: Estados Unidos bajo la presidencia de Trump. El gobierno de Ishiba pasó meses negociando un acuerdo comercial con Washington que dejó las exportaciones japonesas con un arancel general del 15 por ciento.

Una cuestión importante para los posibles sucesores de Ishiba será cómo pueden reinventar la marca del PLD, dijo Solís.

“¿Qué pueden ofrecer para hacer frente a los principales factores de tensión de la sociedad japonesa actual: la inflación, los impuestos, el aumento de la inmigración y un presidente estadounidense dominante?”, dijo.

Harris expresó sus dudas de que el próximo primer ministro, sea quien sea, sea capaz de gestionar todos los retos a los que se enfrenta Japón.

“Es un conjunto de tareas increíblemente desalentadoras que probablemente esté más allá de cualquier individuo”, dijo. c. 2025 The New York Times Company.

Por Javier C. Hernández, The New York Times.

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