La NFL no solo se distingue por el talento de sus estrellas, también por la originalidad de algunos de sus nombres.
Entre ellos destaca Kool-Aid McKinstry, esquinero de los Saints de Nueva Orleans, cuyo apodo nació gracias a su abuela y que incluso lo llevó a colaborar con la famosa marca de bebidas.
Otro caso es Storm Duck, cornerback de los Dolphins de Miami, cuyo apellido provoca simpatía entre aficionados.
En el recuerdo quedan auténticos clásicos como D’Brickashaw Ferguson, tackle ofensivo de los Jets de Nueva York, cuyo nombre fue inspirado en un personaje literario, o Ha Ha Clinton-Dix, safety de Packers de Green Bay, cuyo apodo todavía provoca sonrisas.
No menos llamativo resulta Barkevious Mingo, un linebacker cuyo nombre propio fue siempre tema de conversación, y Greedy Williams, cornerback cuyo apodo infantil se volvió parte de su identidad.
Entre los Giants también aparecieron nombres difíciles de olvidar: Guy Whimper, tackle ofensivo con apellido propenso a bromas; asimismo, de los Browns de Cleveland, Mac Speedie, receptor cuyo apellido reflejaba perfectamente su velocidad.
Cleo Lemon, quarterback con una combinación de nombre y apellido peculiar; y Jake Butt, ala cerrada que fue protagonista de múltiples memes gracias a su apellido.
En la misma lista figura Dick Butkus, legendario linebacker que combinaba un apellido singular con una de las carreras más respetadas en la historia de la NFL.
Por su parte, Iron Head Heyward, running back de los Saints, se ganó su apodo por la dureza de su estilo de juego, convirtiéndose en un ícono tanto por su fuerza como por su nombre inolvidable.
Estos nombres forman parte del folclore de la NFL, demostrando que en el deporte no solo cuentan las estadísticas, sino también las historias que hacen únicos a sus protagonistas.