En 1982, con apenas 20 años, Ricardo Aldape Guerra emigró de Monterrey, Nuevo León, hacia Houston, Texas, en busca de mejores oportunidades. Lo que jamás imaginó es que su nombre se convertiría en un caso emblemático de la justicia estadounidense.
El 13 de julio de ese año, un operativo policial cambió su vida para siempre. Mientras viajaba con Roberto Carrasco, su acompañante, fueron detenidos por el oficial James Harris. En cuestión de segundos, Carrasco disparó contra el policía y lo asesinó, desatando una persecución.
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Carrasco murió en un enfrentamiento posterior, mientras que Ricardo fue detenido y acusado del homicidio.
UN JUICIO MARCADO POR IRREGULARIDADES
El 16 de octubre de 1982, el juez Henry Oncken lo declaró culpable y lo sentenció a morir por inyección letal. El proceso judicial estuvo plagado de irregularidades:
• Testigos intimidados por la policía para declarar en su contra.
• Traducciones deficientes para quienes no hablaban inglés.
• Una confesión firmada bajo presión.
• Manipulación de pruebas, ya que el arma homicida estaba en poder de Carrasco.
Incluso una integrante del jurado reveló después que su veredicto fue producto de presiones externas.
LA INTERVENCIÓN INTERNACIONAL Y EL CAMBIO DE DESTINO
El caso llegó a oídos del entonces presidente Carlos Salinas de Gortari, quien intercedió ante la gobernadora de Texas. En 1988, un grupo de abogados encontró pruebas suficientes de las irregularidades y solicitó un nuevo juicio.
El juez Kenneth Hoyt determinó que Ricardo Aldape nunca tuvo un proceso justo y en 1995 ordenó que se le juzgara de nuevo o se le liberara. Finalmente, en 1997, tras 15 años en el corredor de la muerte, Ricardo salió libre.
EL HÉROE QUE VOLVIÓ A MÉXICO
El 17 de abril de 1997, Ricardo Aldape regresó a Monterrey. Fue recibido como un héroe por autoridades y medios de comunicación. Su historia se convirtió en símbolo de esperanza para quienes enfrentaban procesos judiciales en el extranjero.
Aldape aprovechó su fama, participó en programas de televisión e incluso en una telenovela. Con las ganancias compró un auto último modelo, símbolo de su nueva vida.
EL FINAL TRÁGICO
Pero el destino le tenía preparada otra tragedia. El 16 de abril de 1998, apenas un año después de haber recuperado la libertad, Ricardo murió en un accidente automovilístico en la carretera Matehuala – El Huizache.
Había sobrevivido al sistema judicial estadounidense, pero la muerte lo alcanzó en su propia tierra.
DATOS CURIOSOS DEL CASO
• Ricardo Aldape es uno de los pocos mexicanos en ser liberado tras una condena a muerte en Estados Unidos.
• Su historia fue analizada en universidades de derecho como ejemplo de irregularidades judiciales.
• Pasó más de 5,400 días en el corredor de la muerte, lo que equivale a 15 años de incertidumbre.
• Tras su liberación, se convirtió en símbolo de lucha por juicios justos en casos migratorios.
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UNA HISTORIA QUE NO SE OLVIDA
La vida de Ricardo Aldape Guerra refleja el drama de miles de migrantes mexicanos que enfrentan procesos judiciales en Estados Unidos. Aunque venció al sistema y recuperó su libertad, la tragedia lo encontró en México. Su historia sigue siendo recordada como una lección sobre justicia, migración y destino.