Un joven adicto al cristal ya no soportó que lo culparan del delito de robo y decidió quitarse la vida al interior de su domicilio.
Todo ocurrió cerca de las 7:30 de la tarde, cuando Carlos Javier N. arribó a su domicilio, ubicado en la colonia Isabel Amalia. Al preguntarle a su esposa, Griselda, sobre la localización de su hijo, Ángel Humberto N., de 20 años de edad, le dijo que no lo había visto.
Se dio a la tarea de buscarlo por el pasillo de su propio hogar y se llevó una sorpresa desagradable. Lo encontró colgado de una soga que ató a una viga, y lo que hizo fue bajar el cuerpo con la esperanza de que estuviera con vida. Al no presentar ni un solo movimiento, lo que hizo don Carlos fue ponerlo sobre el suelo para pedir ayuda al sistema de emergencias 911.
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Al llamado arribó una ambulancia de la Cruz Roja, y los paramédicos confirmaron su fallecimiento. Mencionaron que el cuerpo ya tenía horas de haber muerto, ya que presentaba un surco con hundimiento en el cuello. Elementos de la Policía Preventiva Municipal que acudieron al apoyo entrevistaron a los amigos de Ángel Humberto.
La mayoría mencionó que, en la actualidad, el joven no tenía trabajo; lo único que tenía era adicción a las drogas. Antes de quitarse la vida, acudió a casa de un vecino, donde mostró tristeza y les confesó que lo acusaban de un supuesto robo, delito que aseguraba no haber cometido. Eso lo llevó a tomar la decisión fatal, sin dejar un recado póstumo que explicara los problemas que atravesaba.
Mencionaron que ahora la familia requerirá apoyo para los gastos funerarios, ya que los padres son de escasos recursos. Ahora tendrán que pagar capillas de velación, más la sepultura. Los restos fueron llevados a la necropsia de ley, rumbo a las instalaciones del Servicio Médico Forense (Semefo).