Las salas de cine en la capital coahuilense se abarrotaron la noche de ayer con el estreno de la cuarta entrega de El Conjuro, considerada la despedida de una de las sagas de terror más exitosas del cine contemporáneo. Entre los asistentes destacó Krystel Ayala, quien llevó a la función su muñeca Annabelle, causando sensación entre los espectadores.
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En entrevista con VANGUARDIA, Krystel aseguró ser fanática de lo paranormal y calificó con un 9 de 10 a esta nueva cinta, aunque confesó que su favorita sigue siendo la primera entrega. “La recomiendo ampliamente, sobre todo porque está basada en hechos reales”, señaló.
La joven relató que adquirió su muñeca por internet, hecha con el mismo molde de la original, y que incluso cuenta con una réplica de la versión de trapo que resguardaban Ed y Lorraine Warren en su Museo del Ocultismo de Connecticut.
El Conjuro 4: Últimos Ritos marca el cierre de la franquicia iniciada en 2013. Dirigida por Michael Chaves y protagonizada por Patrick Wilson y Vera Farmiga, la cinta revive el caso real de la familia Smurl en Pensilvania durante 1986, una de las investigaciones más inquietantes de los Warren.
Con un tono más íntimo y emocional, la película no solo entrega sustos, sino que también conecta con los orígenes de la saga, resaltando el legado de los Warren y su hija Judy, interpretada por Mia Tomlinson, quien se involucra en la lucha contra las fuerzas malignas.
LA MUÑECA MÁS TEMIDA
Annabelle, pieza central del universo de El Conjuro, nació de la historia real de una muñeca de trapo Raggedy Ann que en los años 70 fue relacionada con fenómenos paranormales. Según los Warren, no se trataba del espíritu de una niña, sino de una presencia demoníaca.
La muñeca original permanece resguardada en una vitrina sellada en el Museo del Ocultismo, pero su versión cinematográfica —una terrorífica muñeca de porcelana— ha marcado a toda una generación de amantes del terror.