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El Bosque, la primera comunidad de refugiados climáticos de México

EL BOSQUE- En el estado petrolero de Tabasco, en el sureste de México, los habitantes de la comunidad pesquera de El Bosque fueron reconocidos como los primeros refugiados climáticos de la historia del país, después de que el mar “se comiera” más de un kilómetro y medio de costa y llegara a sus hogares, hasta no dejarles otra opción que reubicarse, explican a EFE este jueves.

En 2007, cuando la planta petrolífera Kab-121 explotó vertiendo sobre las costas tabasqueñas toneladas de crudo, las 151 familias de la comunidad de El Bosque fueron contratadas por los servicios medioambientales para recoger las enormes cantidades del viscoso líquido que infestaban las aguas donde siguen pescando camarones y peces.

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Fue entonces cuando los habitantes de la localidad se dieron cuenta de que “el mar se acercaba”.

”Nosotros casi no visitábamos el mar; visitábamos más el río porque estaba más cerca. El mar nos quedaba a 20 minutos caminando, como a un kilómetro y medio”, recuerda Guadalupe Cobos Pacheco, portavoz de la comunidad.

”Cuando estuvimos recogiendo el crudo, nos dimos cuenta de que algunos árboles ya no existían; eran árboles que tenían muchos años y así empezó a comernos la costa, y de ahí le tocó a nuestras viviendas”, afirma la mujer.

El imparable flujo de agua hizo que en 2017 el mar derrumbara las casas de la primera línea del pueblo y, año tras año, se llevara la escuela, la tienda de más de 30 años de la madre de Guadalupe o las viviendas de la cuarta fila del pueblo.

En 2019, se dieron cuenta de que “aquí pasaba algo” y en 2021, con la ayuda de asociaciones ambientalistas y científicos, la comunidad comprendió que lo que vivían era una “erosión costera acelerada” derivada del cambio climático y la presencia de varias plantas petrolíferas a escasos kilómetros de la costa.

La principal hipótesis de organizaciones como Greenpeace México se basa en que la construcción de un conducto subacuático, del que no se tienen registros, para transportar el petróleo desde las plantas petroleras a las refinerías, modificó las corrientes atlánticas y aceleró la erosión.

UN DESPLAZAMIENTO IMPROVISADO

Ahora, a las afueras del municipio de Frontera, en El Nuevo Bosque, ubicado a 12 kilómetros, 51 familias de las más de 60 han sido realojadas en pequeñas casas.

Durante más de dos meses vivieron a la luz de las velas, hasta que llegó la electricidad, al igual que el agua, que se obtuvo gracias a pozos que hicieron los propios desplazados para tener acceso al recurso.

Al drama medioambiental se suma el personal que sufren personas como Araceli Coto, madre de dos hijas y viuda después del atropello de su marido cuando llevaba a una de las menores a la escuela.

”Ahora me toca trabajar, luchar y viajar hasta la barra de El Bosque con los pescadores para seguir adelante”, cuenta Coto, mientras lamenta que no recibe ninguna ayuda por parte de las autoridades.

Su hija Areli, que todavía va a la escuela, se preguntaba por qué se habían mudado, preguntas que se repetían entre los 14 niños que acuden al colegio ubicado en la caja de un camión y que Isabel Mallo, la única maestra de la comunidad, también padeció.

”Fue doloroso porque se perdió todo lo que habíamos logrado (…) Ahora hay niños que tienen que ayudar a sus papás a trabajar porque viven de la pesca. Cuando hay eso, muchos niños faltan”, señala la profesora.

Las asociaciones ambientalistas Greenpeace y Nuestro Futuro AC presentaron esta semana, junto con los vecinos de El Bosque, la primera propuesta comunitaria de política pública en México para atender el desplazamiento climático, exigiendo mecanismos de prevención, reubicación planificada y justicia climática con enfoque en derechos humanos.

Esta iniciativa marca un precedente histórico al visibilizar la vulnerabilidad de millones de personas y exigir al Estado que integre el tema como prioridad en los principales instrumentos de política climática nacional.

Según los expertos, para 2050, en el peor de los escenarios, 3,1 millones de mexicanos se tendrán que desplazar de manera interna en el país debido a las consecuencias del cambio climático.

Por Diego Cubillas, Agencia EFE.

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