La Diócesis de Saltillo, a través del padre Vicente Eliamar Vega, ha reiterado su firme postura en defensa de la vida humana, desde su concepción hasta su fin natural. El rector de la Rectoría Nuestra Señora de los Dolores señaló que la vida, incluso aquella marcada por el dolor, merece ser vivida en un contexto de amor y acompañamiento familiar.
El padre Vega, quien además es médico de profesión, detalló que la postura de la Iglesia se basa en un principio fundamental de respeto. “Toda vida humana merece ser vivida porque todo ser humano merece ser amado y necesita ser amado”, afirmó, haciendo un llamado a fortalecer los lazos familiares como barrera contra la soledad y el miedo.
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Respecto al caso de una mujer mexicana que solicita la eutanasia, el sacerdote advirtió que detrás de estas peticiones se esconde un “miedo a convertirse en un estorbo para los demás, al sufrimiento, al abandono y a la soledad”. Subrayó que la Iglesia no apoya el “encarnizamiento terapéutico”, definido como el uso de tratamientos excesivos sin una posibilidad real de mejora.
“El encarnizamiento terapéutico ocurre cuando el personal médico o los familiares se aferran a practicar todas las técnicas de tratamiento, aunque no exista una posibilidad suficientemente consolidada de mejora en el paciente”, explicó, aclarando la diferencia con la eutanasia. En este sentido, la atención paliativa resulta clave, ya que los cuidados básicos como hidratación, nutrición e higiene “nunca se pueden renunciar”.
La Diócesis de Saltillo también ha abierto un espacio para la donación de órganos, una práctica que la Iglesia Católica permite. “Se trata de una donación gratuita”, precisó el sacerdote, destacando que es un acto de caridad hacia los demás. Este tema, que en ocasiones genera dudas entre los fieles, será abordado en próximas conferencias.
