Si eres amante de los animales, debes conocer el Violentómetro Animal. Así como existe el violentómetro para los humanos, que nos indica si estamos siendo víctimas de violencia sin darnos cuenta, esta herramienta es crucial para identificar los diferentes niveles de agresión y negligencia que sufren las mascotas y otros animales.
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Desarrollada para visibilizar y clasificar el maltrato, esta escala nos permite distinguir desde acciones de mala tenencia que a menudo se normalizan, hasta actos de crueldad extrema. A continuación, te explicamos los tres niveles del Violentómetro Animal:
MALA TENENCIA
Este es el primer nivel de alerta e incluye acciones que, aunque no son directamente violentas, representan una negligencia significativa que afecta el bienestar del animal. Entre ellas se encuentran:
No mantener limpio su espacio o cuerpo.
Permitir que deambule solo en la calle.
No poner collar ni traílla a un perro, o bozal si es de manejo especial.
Omitir la recolección de sus heces en espacio público.
Omitir vacunas o no esterilizar al animal.
Negarle paseos, juegos o interacción social.
Permitir la tenencia o custodia de perros de manejo especial a menores de edad o personas no aptas.
No contar con póliza de responsabilidad civil para un perro de manejo especial.
Tener animales silvestres en casa o en cautiverio sin permisos.
MALTRATO
Este nivel eleva la gravedad, pues las acciones ya causan daño físico o emocional directo.
El maltrato incluye:
Golpear o herir a un animal.
Negarle atención médica oportuna.
Privar a un animal de agua, alimento, abrigo, refugio, movimiento y espacio suficiente que le cause un daño grave.
Abandonar a un animal.
Sobrecargar a un animal con un trabajo que supere su capacidad y le cause agotamiento.
Mutilar o alterar cualquier parte del cuerpo de un animal por razones estéticas (como el corte de orejas o cola).
CRUELDAD
El grado más alto en el Violentómetro Animal se refiere a actos deliberados y extremos de violencia que buscan causar sufrimiento o la muerte. Dentro de esta categoría se encuentran:
Disparar, apuñalar o torturar a un animal.
Envenenarlo intencionalmente con sustancias tóxicas.
Abusar sexualmente de él (zoofilia).
Privar a un animal de agua, alimento, abrigo, refugio, movimiento y espacio suficiente que le cause la muerte.
Mutilar o lesionar a un animal causándole un daño irreversible.
No ofrecer tratamiento médico veterinario cuando se tenga conocimiento de una enfermedad grave o mortal.
Comercializar o adquirir animales silvestres.
Conocer esta guía es el primer paso para convertirte en un defensor de los animales.
Si eres testigo de alguna de estas situaciones, es fundamental que denuncies ante las autoridades correspondientes. Tu acción puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte para un animal que sufre en silencio.