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miércoles, septiembre 10, 2025
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¿Caducó tu comida? Descubre qué alimentos siguen siendo seguros y cuáles no

Cuando revisamos la alacena o el refrigerador, es común encontrarnos con productos cuya fecha de caducidad ya pasó. Automáticamente pensamos en tirarlos, pero ¿realmente siempre es necesario? La respuesta no es tan simple, ya que depende del tipo de alimento y del tipo de etiqueta que tenga el empaque.

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La diferencia entre “fecha de caducidad” y “consumo preferente”. Uno de los errores más comunes es confundir estos dos términos:

Fecha de caducidad: indica el día límite en que un alimento puede consumirse de forma segura. Después de esa fecha, existe un mayor riesgo de contaminación o pérdida de propiedades que pueden afectar la salud. Se aplica sobre todo a productos frescos, carnes, lácteos y alimentos altamente perecederos.

Consumo preferente: señala hasta cuándo el alimento mantiene su mejor calidad, sabor o textura. Pasada esta fecha, el producto puede perder algunas características, pero en la mayoría de los casos sigue siendo seguro para comer, siempre que haya sido almacenado correctamente.

¿Qué alimentos sí importan después de la caducidad?

La seguridad alimentaria es clave. Algunos alimentos que no deben consumirse después de la fecha de caducidad son:

Carnes crudas y embutidos: son muy susceptibles al crecimiento de bacterias como la salmonela o la listeria.

Lácteos frescos (leche, yogurt, quesos blandos): pueden generar intoxicaciones graves al rebasar la fecha límite.

Pescados y mariscos: altamente perecederos y peligrosos si se consumen fuera de tiempo.

En estos casos, la fecha de caducidad sí importa y debe respetarse al pie de la letra.

¿Y qué alimentos puedes consumir después de la fecha?

Existen productos que, aunque tengan impresa una fecha pasada, no representan un riesgo inmediato si se conservan bien:

Cereales y galletas: quizá pierdan frescura, pero no se vuelven peligrosos.

Pasta seca, arroz y legumbres: su vida útil puede extenderse meses después del consumo preferente.

Enlatados y conservas: mientras la lata esté en buen estado (sin abolladuras, fugas ni óxido), suelen durar mucho más.

Consejos prácticos para aprovechar mejor tus alimentos

1. Revisa el empaque: si tiene mal olor, cambios de color, textura extraña o el envase está dañado, lo mejor es no arriesgarse.

2. Almacena correctamente: mantener alimentos secos en lugares frescos y en recipientes herméticos alarga su vida útil.

3. No confundas la caducidad con el consumo preferente: esto evitará desperdiciar comida innecesariamente.

4. Aplica la regla de “primero en entrar, primero en salir”: coloca adelante en la despensa los productos más próximos a vencer.

Entonces, ¿importan o no las fechas de caducidad?

La respuesta es sí, las fechas de caducidad importan, pero no en todos los casos de la misma forma. En los alimentos perecederos son un límite de seguridad que debes respetar, mientras que en productos secos o enlatados sirven más como guía de calidad.

En conclusión, conocer la diferencia entre caducidad y consumo preferente te ayudará a evitar intoxicaciones, pero también a reducir el desperdicio de comida y aprovechar al máximo tu despensa.

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