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viernes, septiembre 12, 2025
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Buques de guerra estadounidenses se dirigen a aguas cerca de Venezuela, países del ALBA rechazan el despliegue

WASHINGTON- Estados Unidos desplegará tres buques de guerra en las aguas frente a Venezuela como parte de los intentos del presidente Donald Trump para combatir las amenazas de los cárteles de drogas latinoamericanos, según un funcionario estadounidense al tanto de la planificación.

Se tiene previsto que el USS Gravely, el USS Jason Dunham y el USS Sampson lleguen pronto, dijo el funcionario, quien no estaba autorizado para comentar y habló el martes bajo condición de anonimato.

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Un funcionario del Departamento de Defensa confirmó que los activos militares han sido asignados a la región en apoyo a tareas contra el narcotráfico. El funcionario, que tampoco estaba autorizado para comentar sobre la planificación militar, señaló que los buques serían desplegados “a lo largo de varios meses”.

Trump ha impulsado el uso del ejército estadounidense para frenar a los cárteles a los que culpa por el flujo de fentanilo y otras drogas ilícitas en las comunidades estadounidenses y por perpetuar la violencia en algunas ciudades de Estados Unidos.

Trump también ha presionado a la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum para que coopere más en materia de seguridad que su predecesor, específicamente siendo más agresiva en la persecución de grupos del narcotráfico. Pero ella ha trazado una línea clara en lo que respecta a la soberanía de México, rechazando sugerencias de Trump y otros sobre la intervención del ejército estadounidense.

En febrero, Trump designó a la pandilla Tren de Aragua de Venezuela, a la MS-13 de El Salvador y a seis grupos con base en México como organizaciones terroristas extranjeras. Su gobierno también ha aplicado con mano dura las leyes migratorias contra presuntos pandilleros.

La designación normalmente se reserva para grupos como Al Qaeda o el grupo Estado Islámico que utilizan la violencia con fines políticos, no para organizaciones criminales centradas en el dinero como los cárteles latinoamericanos.

Pero el gobierno de Trump argumenta que las conexiones y operaciones internacionales de los grupos, incluyendo el tráfico de drogas, el contrabando de migrantes y los avances violentos para extender su territorio, justifican la designación.

A principios de este mes, el gobierno de Trump anunció que duplicaría a 50 millones de dólares la recompensa por el arresto del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, acusándolo de ser uno de los mayores narcotraficantes del mundo y de trabajar con cárteles para inundar a Estados Unidos con cocaína mezclada con fentanilo.

La oficina de prensa del gobierno de Venezuela no respondió a una solicitud de comentarios de The Associated Press sobre el despliegue de los destructores. Pero sin mencionar los buques, el ministro de Relaciones Exteriores, Yvan Gil, caracterizó las acusaciones de tráfico de drogas del gobierno de Estados Unidos contra Venezuela en un comunicado emitido el martes.

“Que Washington acuse a Venezuela de narcotráfico revela su falta de credibilidad y el fracaso de sus políticas en la región”, señaló Gil en el comunicado. “Mientras Washington amenaza, Venezuela avanza con firmeza, en paz y soberanía, demostrando que la eficacia contra el crimen se logra respetando la independencia de los pueblos… Cada declaración agresiva confirma la incapacidad de imperialismo para doblegar a un pueblo libre y soberano”.

La declaración fue seguida por la decisión del gobierno de prohibir temporalmente la compra, venta y operación de drones en el espacio aéreo venezolano. En 2018, drones armados con explosivos detonaron cerca de Maduro mientras pronunciaba un discurso ante cientos de soldados que se transmitía en vivo por televisión, en lo que parecía ser un intento de asesinato.

El lunes, Maduro dijo que Estados Unidos había aumentado sus amenazas contra Venezuela y anunció que iba a ordenar el despliegue de más de 4,5 millones de milicianos en todo el país. Las milicias fueron creadas por el entonces presidente Hugo Chávez para incorporar voluntarios que pudieran asistir a las fuerzas armadas en la defensa de ataques externos e internos.

“El imperio se volvió loco y ha renovado sus amenazas a la paz y a la tranquilidad de Venezuela”, expresó Maduro en un evento en Caracas sin mencionar ninguna acción específica.

El martes, en un acto de gobierno televisado, Maduro afirmó que los venezolanos “llevamos la fuerza de David contra Goliat”, en aparente alusión a Estados Unidos, aunque sin hacer mención de los navíos estadounidenses.

“Que el mundo lo sepa, que lo sepan los imperios, Venezuela hoy más que nunca tiene con qué. por eso estamos en paz y vamos a seguir en paz”, aseveró el gobernante.

En 2020, durante la primera presidencia de Trump, Maduro fue acusado en un tribunal federal de Nueva York junto con varios aliados de cargos federales de narcoterrorismo y conspiración para importar cocaína. En ese entonces, Estados Unidos ofreció una recompensa de 15 millones de dólares por su arresto.

PAÍSES DEL ALBA TECHAZAN EL DESPLIGUE DE BUQUES

Los líderes de los países miembros de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) manifestaron el miércoles su rechazo al despliegue de buques de guerra estadounidenses en las aguas del Caribe frente a Venezuela que la administración del presidente Donald Trump sostiene busca combatir las amenazas de los cárteles de drogas latinoamericanos.

En una declaración leída al término de una cumbre virtual del organismo regional, los gobernantes denunciaron lo que califican como un despliegue “disfrazado de operaciones antidrogas (que) representa una amenaza a la paz y a la estabilidad de la región y constituye una violación flagrante del derecho internacional y de la Carta de las Naciones Unidas que consagran el respeto a la soberanía”.

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Exigieron “el cese inmediato de cualquier amenaza o acción militar que vulnere la integridad territorial y la independencia política de los estados de América Latina y el Caribe”.

En la videoconferencia participaron los presidentes de Venezuela, Nicolás Maduro; de Cuba, Miguel Díaz-Canel; de Nicaragua, Daniel Ortega; de Bolivia, Luis Arce y el primer ministro Ralph Gonsalves de San Vicente y las Granadinas, entre otros representantes de los demás países miembros.

Maduro expresó que “estamos viviendo, como se sabe, una coyuntura de frenesí enloquecido, de amenazas a granel. Lanzan amenaza, por aquí, lanza otra amenaza por allá, los que se creen dueños del mundo”.

A principios de agosto, el gobierno de Trump también anunció que duplicaría a 50 millones de dólares la recompensa por el arresto de Maduro, acusándolo de ser uno de los mayores narcotraficantes del mundo y de trabajar con cárteles para inundar a Estados Unidos con cocaína mezclada con fentanilo.

Arce expresó que su país rechaza “toda forma de injerencia. La verdadera seguridad de nuestros pueblos no se construye con la presencia de buques de guerra ni con el despliegue de tropas extranjeras, sino con más integración, más justicia social, más democracia y más soberanía”.

El organismo regional —creado en 2004 por los ahora fallecidos presidentes de Venezuela, Hugo Chávez, y de Cuba, Fidel Castro– nació como una iniciativa de integración ajena a Estados Unidos. Su objetivo de entonces era enfrentar las intenciones de Washington de formar un acuerdo de libre comercio continental.

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