Está bien que la presidenta Claudia Sheinbaum tenga la cabeza fría para torear las provocaciones y bravatas del presidente Donald Trump. Está mal si cree que la amenaza de imponer aranceles tiene que ver con el comercio. No es así. Con México y Canadá es para que frenen la migración y el tráfico de fentanilo. Con China por fabricar los precursores para producir fentanilo. Con Rusia por la guerra en Ucrania. Con Colombia por no recibir colombianos deportados. Con Europa si no relocalizan sus empresas en territorio estadounidense. Ha convertido los aranceles en un brazo de su política exterior, como parte de una estrategia contradictoria, buscando conciliar expansionismo y proteccionismo. Regresa a la visión imperialista del siglo 19 para apuntalar su visión del siglo 21 y ganar la guerra a China por la hegemonía mundial.
Amenaza arancelaria: Ante Trump, la Apertura Italiana de Claudia
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