El apoyo al gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, de la presidenta Claudia Sheinbaum, del expresidente Andrés Manuel López Obrador, de la mayoría de Morena en la Cámara de Diputados y de la maquinaria de propaganda del régimen, es lo que ha evitado su muerte política. No ha impedido, empero, que se haya podrido y que el apoyo incondicional del régimen esté infectando al gobierno. Rocha Moya es la cara más conspicua del poder del narcotráfico y de su control sobre el Estado Mexicano, por la fuerza y por la complicidad de miembros de la clase gobernante con el crimen organizado en el reino de impunidad y colusión en el que vivimos.
Rocha Moya, una bomba de tiempo para Claudia
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