Y sí nevó. Un poco, pero sí. La nieve es bonita, aunque no supe hasta la mañana que había nevado y no vi más que fotos – hermosas, por cierto. Hasta a quienes no somos fans del frío nos emociona la nieve. Tiende a convertir el mundo en un lugar silencioso y de paz. Y con la sensación que me provoca, hasta se me olvida el frío. Por un momento. Luego me vuelvo a acordar de las tuberías, las mascotas, cuántas cobijas necesitaré en la cama, que no hay suficiente ropa en mi clóset para este día, y que no tengo una casa con calefacción central. Los mejores momentos a veces son los traslados en coche. Allí sí el mundo se calienta.