En los 80 y 90, ser citado en “Busca de la Excelencia”, de Tom Peters, o “Empresas que Perduran”, de Jim Collins, era casi un pase a la inmortalidad empresarial. Kodak, Motorola y Sears simbolizaban éxito. Hoy esos gigantes son estudios de casos de fracaso.
Esto me llevó a preguntarme: si incluso las compañías “modelo” pierden brillo, ¿qué debemos hacer quienes dirigimos empresas medianas en México para no repetir esa historia? Este artículo revisa las ideas de Peters y Collins, lo vigente y lo que faltó en sus diagnósticos, para extraer lecciones prácticas.
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En “En busca de la Excelencia” analizaron 43 compañías “excepcionales” y destilaron ocho atributos que, según ellos, explicaban su éxito:
– Cercanía al cliente.
– Autonomía e innovación.
– Productividad mediante personas.
– Valores compartidos.
– Dirección sencilla, poca burocracia.
– Enfoque en el core business.
– Liderazgo práctico.
– Aprender haciendo.
Entre sus ejemplos estaban Kodak, Motorola y Sears. Entonces eran sinónimo de liderazgo; hoy recuerdan que la excelencia no es eterna.
En Empresas que perduran estudiaron compañías visionarias que habían sido grandes por décadas, y propusieron principios para construir organizaciones duraderas:
– Estimular progreso constante.
– Propósito antes que utilidades.
– Mecanismos autónomos.
– Desarrollo interno de liderazgo.
– El reloj en lugar del relojero.
– Cultura fuerte y compartida.
Sus ejemplos: Circuit City y HP fueron estrellas en su momento. Hoy, Circuit City quebró y HP perdió relevancia frente a competidores más integrados.
¿Por qué tantas “empresas modelo” perdieron brillo? No porque sus principios fueran falsos, sino porque dejaron de ser suficientes. Pienso que faltan algunos como estos:
– Velocidad del cambio tecnológico: Motorola tenía tecnología de punta… hasta que la tecnología avanzó más rápido que ellos.
– Modelos de negocio disruptivos: Sears y Circuit City miraban sólo a su competencia directa; no vieron venir el e-commerce con Amazon.
– Ceguera del éxito: Varias compañías fueron prisioneras de su propio modelo ganador. Kodak prefirió no apostar por la fotografía digital para no perder su lucrativo negocio de rollos.
– Falta de ecosistemas colaborativos: HP no se posicionó en servicios en la nube o inteligencia artificial. Mientras Microsoft y Amazon creaban redes de desarrolladores y startups, HP permaneció cerrado.
Aunque los autores no pudieron anticipar todos los principios, dieron en el clavo con otros básicos que siguen y seguirán vigentes:
– Cercanía al cliente (Peters): Hoy más relevante que nunca, pero exige canales digitales, escucha en tiempo real y cercanía a nuevas generaciones.
– Aprender haciendo (Peters): Anticipó la tendencia a PMV (producto mínimo viable) y Lean Startup.
– Autonomía e innovación (Peters): Sigue siendo motor de diferenciación, recordando que la competencia puede venir de otros giros (como Airbnb a hoteles).
– Cultura fuerte y compartida (Collins): Creo firmemente que la cultura se come a la estrategia. No hay más que decir.
– El reloj en lugar del relojero (Collins): Las organizaciones no deben depender del líder, sino funcionar autónomamente.
Claves para no perder el brillo hoy:
– Revisa tu modelo cada dos años como si fueras un nuevo competidor entrando al mercado.
– Desarrolla sensores externos: escucha a clientes jóvenes, observa tendencias globales, identifica startups emergentes.
– No te enamores de tus productos; enamórate de resolver problemas del cliente, aunque la solución cambie.
– Construye resiliencia cultural: un equipo que aprende rápido vale más que un producto estrella.
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Peters y Collins nos enseñaron que es posible tener empresas extraordinarias. Los casos que fallaron muestran que la excelencia es un verbo, no un adjetivo. No basta con llegar; hay que mantenerse.
Si eres empresario, pregúntate:
– ¿Qué decisiones estoy tomando como si mi contexto no fuera a cambiar?
– ¿Qué fortalezas actuales podrían volverse debilidades mañana?
– ¿Qué señales del mercado estoy ignorando porque “siempre lo hemos hecho así”?
Ninguna empresa está condenada al ocaso si mantiene la humildad y la disciplina para seguir aprendiendo.
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