Desde que Donald Trump ganó las elecciones presidenciales de Estados Unidos y amenazó con un arancel de 25 por ciento a todos los productos mexicanos, el régimen de la presidenta Sheinbaum ha dado un giro en lo que tiene que ver con seguridad. Está mandándole a Trump todas las señales de que México ya no está cruzado de brazos, que no hace falta un ultimátum comercial al país para sacudirlo.